6 de abril de 2008

Salida a Peña Izaga

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El sábado 29 de marzo a las 10 de la mañana, 5 valientes, tres socios de ACAN-NIZLE y dos invitados de honor, partían de Ardanaz con una idea es su cabeza, hacer cumbre en Peña Izaga y pasar una buena mañana en el monte.

El día desde luego acompañaba, aunque no hacía excesivo calor el sol brillaba con fuerza, y el viento brillaba por su ausencia, la calma era total.

En estas condiciones salimos de Ardanaz observando viejos muros cargados de historia, desgastados por el paso de los años, que recuerdan tiempos de explendor en el valle de Izagaondoa.



En seguida encontramos el sendero que remontaba la ladera entre campos de cereal y matorrales. En media hora el matorral dejó paso a los robles pubescentes que nos rodeaban. Todavía con algunas hojas del año pasado, servían de improvisado escenario para que los petirrojos hicieran una demostración de su bello canto. No sé si consiguieron su propósito, pero a nosotros nos amenizaron la subida, que empezaba a hacerse dura.




Entre conversaciones triviales y temas profesionales entramos sin darnos cuenta en un hayedo cerrado, enmarañado, como si cada planta luchara por alcanzar su rayo de luz, haciendo honor al nombre en latín del haya.



El camino se estrechaba y en ocasiones se bifurcaba, pero seguimos las montañitas de piedra, por que sabíamos que llevarían a buen puerto. Siguiéndolas, pasamos por debajo de un cortado de donde los buitres saltaban planeando en busca de alguna corriente ascendente. Nosotros no tuvimos tanta suerte y tuvimos que ascender por nuestro propio pie.

Al poco rato, el camino dio un giro a la izquierda y la pendiente empezó a hacerse más fuerte. En aquel momento, alguno se acordó de los excesos de la noche anterior.

Entonces, cualquier excusa era buena para hacer un descanso, y unos alegres narcisos eran una excusa más que buena. Narcissus bulbocodium creo.



Entre narciso y narciso se apreciaban los primeros restos serios de nieve, y alguno se llevó un buen bolazo.

Ya habíamos dejado atrás el hayedo y nos habríamos camino entre bojes.



Poco después llegamos a la ermita de San Miguel.




Y desde allí pudimos observar las primeras panorámicas.









Tras un breve descanso decidimos reanudar la marcha, la cumbre estaba cerca y el frio ya se empezaba a notar por el viento.

Esta última, fue la parte más dura. Se notaba el cansancio en las piernas, pero las ganas de hacer cumbre pudieron más, y sin darnos cuenta ya estabamos arriba.




La estancia en la cumbre fue breve pero intens. El viento parecía querer echarnos y estabamos hambrientos, así que nos sentamos en la ladera de sotavento y sacamos el bocata: tortilla, panceta, queso, chorizo, sardinas... todo sabía mucho mejor alli arriba.

Desde nuestra privilegiada posición controlabamos todas las aves, esperando la llegada del quebrantahuesos que no apareció, pero si hicieron acto de presencia buitres, alimoches, gavilanes, pinzones, colirrojos y un mirlo capiblanco.






Y después del merecido descanso comenzamos la bajada, que duró la mitad que la subida. Pronto llegamos a Ardanaz con la sensación de haber pasado un día agradable en buena compañía.




Algunas fotos del día:

Mariposas

Limonera (Gonepteryx rhamni)


C-blanca (Polygonia c-album)

Plantas:

Hepatica nobilis


Daphne laurifolius


Genista scorpius


Ruscus aculeatus


Caracoles: